¡¡¡¡¡Holaaaaaa!!!!!
Tenía pensado escribir un poco desde el momento de mi llegada a este lejano país, pero entre unas cosas y otras no me ha dado tiempo. Así que resumiré un poco mis tres primeras semanas aquí.
Después del agotador viaje (cerca de dos días) sin poder ducharnos, comiendo la comida basura del avión... Por fin, llegamos a Wellington. Llegamos más tarde de lo que que se suponía, y nuestras familias habían estado esperando en el aeropuerto unas dos horas. El día era caluroso y húmedo, porque era verano y Wellington está al lado del mar. Pero mi casa está en Lower Hutt, como las de la mayoría de los que viajan conmigo. Lower Hutt está más cerca de la montaña. Es una zona donde viven muchas razas diferentes: maoris, samoanos, asiáticos, caucásicos... E infinitas mezclas entre todos. Dicen que es un lugar conflictivo, aunque no se compara a lo que llamamos conflictivo en España. La mayoría de la gente va tatuada, y da la impresión de que están en bandas por como van vestidos, pero a mí no me parecen peligrosos, es acostumbrarse.
Mi familia es filipina. La madre se llama Mercedes (aquí la llaman Mercy), y sus hijos, María de once años y Matthew de siete. Aunque son filipinos no hablan español, sólo tagalo e inglés. Mercy está divorciada, pero en la casa nos esperaba su novio actual, Joel, que también es filipino y vive con ellos. Si no fuera por la comida (como arroz a diario en el lunch y en la cena) mi homestay sería bastante bueno. Lo de acompañar el arroz con cada cosa que hacen me mata...
Lo primero que hice al llegar fue ducharme (ya apestaba) y después me quedé dormida hasta el día siguiente (a causa del jet lag). Dormí casi 14 horas seguidas. Apenas había dormido en el avión, porque era incómodo y no teníamos espacio.
Hasta que me levanté y me desperté bien, no comprobé dónde se encontraba la casa, cómo era, y todo lo que me rodeaba. Mi barrio se llama Naenae. Es un barrio de las afueras, residencial. Hay que coger coche para todo, o sino el autobús. Cada viaje en bus cuesta 3,50 dólares, lo que aproximadamente será 1,30 euros, más o menos. Es decir que el transporte está más caro que en España. Sin contar que dejan de pasar buses sobre las 9:30. Por eso, para volver a casa por la noche si hemos salido, obligatoriamente tenemos que coger taxi o andar cerca de una hora. Los mejores sitios para salir están en Wellington, y los fines de semana cogemos un bus que nos deja allí en media hora. El bus cuesta 4 dólares u 8, depende de cuál cojas. También se puede ir en tren, lo que cuesta 5 o 6 dólares. Si quieres coger un búho para volver a Lower Hutt se sube a 10 dólares, pero no te deja en Naenae, por eso tengo que coger el taxi, que normalmente son 20 dólares... Para resumir, nos estamos dejando una pasta en transporte.
Llegamos un sábado y el lunes empezaba nuestro curso de inglés de 2 semanas en el Wellington Bussiness. Ellos se han encargado de elegir a nuestros homestay y de asignarnos en los colegios. Aquí se reunen muchas nacionalidades distintas, y todos están haciendo cursos de inglés. Aprendí mucho esas dos semanas, y me hubiera gustado que el curso de inglés durase más. Mi profesora era una kiwi llamada Rinnie, que parecía una elfa de pies a cabeza, de hecho ha sido escogida para serlo en la nueva película El Hobbit, que al igual que El Señor de los anillos, se está rodando en Nueva Zelanda.
Aquí os dejo una foto nuestra en el comedor del Wellington Bussiness donde sólo podíamos hablar inglés, supuestamente, porque los españoles nos lo saltábamos siempre que no nos miraban.
Estamos casi todos los españoles que hemos venido a Nueva Zelanda y una japonesa, Yuka.
Os dejo que me voy a cenar a las 5:30 de la tarde. No, no es coña. Aquí cenan a la hora de la merienda, y se acuestan como muy tarde a las 10.
¡¡Nos vemos en el próximo episodio de mi viaje!!
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